Me desperté con unos fuertes golpes de nudillos. Me levanté despacio y abrí la puerta. Una eufórica mata de pelo entró casi volando en la habitación.
- ¡Tienes mayordomo! ¿Por qué no me dijiste que tienes mayordomo? -
Aún estaba en el país de los sueños y no distinguía dónde estaba ni quién era yo. Me froté los ojos y bostecé, lo cual sirvió como señal de que no tenía capacidad para contestar a preguntas que requiriesen una respuesta de más de una sílaba.
Se me quedó mirando con esos ojos grandes suyos, examinando mi pantalón de pijama y mi torso desnudo. Casi diría que se sonrojó. Bajó la mirada y el tono de voz.
- Erm... Siento si he venido en un mal momento. Quería pedirte perdón por largarme como lo hice el otro día. No estuvo bien. -
- ¿Has venido sólo por eso? -
- No. Quería saber qué era eso en lo que necesitabas ayuda. -
Suspiré. ¡Sí, joder! Ya pensaba que había perdido toda posibilidad de resolver toda éste puto sinsentido.
- Pasa, ponte cómoda. Está algo desordenado pero...
- ¿Algo desordenado? Mi cesta de la ropa sucia está más ordenada que ésto. ¿Qué digo? Mi cesta de la ropa sucia huele mejor que ésto. -
- Se me olvidaba que eres una maldita pija repipi... -
- Se me olvidaba que eres un impertinente. -
Quité un par de vaqueros del sofá y se sentó.
Nos quedamos en silencio. Ella examinando la habitación con la mirada y yo tratando de poner las ideas en su sitio. Aún no me había espabilado del todo.
- ¿Sabes? Mi hermano pequeño dice que sueña contigo. Que habla contigo. Lógicamente le he dicho que sólo es un sueño, pero se empeña en que es real. - Entrecerró los ojos y la voz se le tornó dulce.
- ¿Cómo me conoce tu hermano? -
- Nos vio juntos el otro día camino del restaurante. Me dijo que te conocía. Que hablábais en sus sueños. -
- Así que no me equivocaba... - Dije en voz baja, casi para mí.
- ¿Perdona? -
Un escalofrío me recorrió la espalda. No sabía si de alivio o de miedo.
Suspiré, me senté en el suelo con las piernas cruzadas y coloque mis manos sobre sus rodillas. La miré intensamente a los ojos. Me devolvió una mirada llena de preguntas e intriga.
- ¿Has venido aquí directamente desde casa? -
- Sí. ¿Por q... ? -
- ¿Dónde estaba tu hermano cuando has salido por la puerta? -
- Durmiendo... Oye, ¿no insinuarás que... ? -
- ¿Y si te dijera que lo que Erico te ha contado no es ninguna tontería?
acabo de entrar aquí porque he leído nosequiéneselbossfinal.blogspot.com
ResponderEliminarGrons, WAT?
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