martes, 31 de mayo de 2011

Rose.

Rose aprendió que todo se pierde.
Que has de aprovechar cada segundo porque no sabes qué puede pasar al siguiente.
A Rose no le gusta el frío invierno ni el caluroso y pegajoso verano.
Detesta la impredecible primavera y las despedidas a las que obliga el otoño.

A Rose le gusta estar acompañada, y, en caso de estar sola, hacer algo que la mantenga ocupada.
Le gusta captar las sonrisas a boca llena y las lágrimas que apenas nadie muestra.
Le gusta escuchar las historias que su hermano le cuenta mientras piensa que ojalá sea así toda la vida.

Rose no pierde el tiempo intentando alcanzar la luna, 
vive cada momento.
Le gusta acabar lo un día empezado, y, si en algo ha fallado, rectificarlo.
No le gusta llevar el pelo recogido, pero llevarlo suelto tampoco la agrada.
Finge ser feliz en todo momento, finge estar siempre ilusionada.
No ha habido de ella sonrisa ni lamento que haya sido para nada.


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